El uso del humidificador

Aumentar la humedad en el hogar ayuda a eliminar el aire seco que puede irritar e inflamar los conductos en la nariz, faringe y laringe.

Se acerca el verano y los aparatos de aire acondicionado tienden a secar el ambiente. Y, además, si la zona en la que estamos ya es de por sí seca, el ambiente puede ser insoportable y perjudicial para la salud.

El aire humidificado puede aliviar las molestias producidas por los resfriados, la gripe y la alergia, puesto que alivia la congestión nasal y puede igualmente servir para disolver el moco.

Están muy indicados tanto para bebés, niños y mayores (en el caso de profesionales de la voz para mantener las cuerdas vocales bien hidratadas).

Existen básicamente dos tipos de humidificadores:

  • Humidificadores que evaporan el agua por ultrasonidos. Son muy eficientes en la evaporación y generan un vapor de agua muy fácil de inspirar. No incrementan la temperatura de la habitación y evitan riesgos al no calentar el agua.
  • Humidificadores de vapor caliente. Además de humidificar el aire, también elevan ligeramente la temperatura de la habitación, con lo que son más adecuado para su uso en invierno.

En general, de los humidificadores debemos vigilar:

  • Limpieza, de manera que no provoquemos que ellos mismo sean una fuente de microorganismos no beneficiosos. Importante no usar detergente o aclararlo muy bien porque los restos se integrarán en el ambiente cuando activemos el equipo. El agua también debe cambiarse a diario.
  • Usarlo cuando sea conveniente, es decir, cuando haya problemas respiratorios, en invierno por la sequedad del aire o cuando la combinación temperatura-humedad no sea la correcta.
  • Cuidado dónde lo ponemos, que no esté al alcance de los más pequeños.

 

Podéis encontrar varios tipos en la página de nuestro colaborador El Arca del Bebé